Llevo una racha bastante mala en cuanto a relaciones con mujeres. Las chicas con las que quedo son unas sosas y muchas veces acabo con las ganas tras ver como me dan largas. Pero por suerte hace poco conocí a una gorda brasileña que, aunque no sea un pibón, al menos es una zorra en la cama. La chica me invitó a su piso y no se cortó ni un pelo, abriéndose de piernas y pidiéndome que le diese caña durante todo el polvo.