Durante un pequeño viaje que hice, conocí a una colegiala mexicana que sin duda, era mucho más zorra de lo que esa faldita dejaba entrever. Quiso enseñarme su país y su cultura, aunque al final de lo que más disfruté fue de su coño. Y es que tras visitar algunos lugares, la invité a mi hotel y una vez a solas empezó a dejarme caer la idea de practicar sexo juntos. No me pude resistir a la sexy latina y antes de lo que podría imaginar, la tuve abierta de piernas en el sofá y lista para dejar que se la metiese a fondo.