Por un lado, llamé al fontanero porque necesitaba que arreglase una pequeña avería pero por otro, en mi cabeza solo pasaba la idea de follármelo. Siempre había sido una fantasía y cuando me vi sola con él, hice lo posible por ponerle cachondo, usando mi vestido y mis curvas de gordita. Logré llevármela al huerto y terminamos follando en el sofá, donde pude notar como soltaba toda su leche caliente dentro de mi coño.