Necesitaba tener una tarde relajante y para ello, nada mejor que contar con un masajista experimentado que me dejase como nueva. Después de ver como colocaba la camilla, me desnudé por completo y dejé que empezase a hacer su trabajo, mientras el calentón se fue apoderando de mi cuerpo. Poco a poco fui poniéndome cada vez más cachonda, hasta notar como el chico comenzaba a agarrar mis tetas de un modo muy sensual. Pude ver su empalme y al final, se la chupe en el salón y acabé la sesión de masaje con una follada que fue todo un gustazo.