Tanto mi novio como yo somos muy fogosos, probablemente por ser de Argentina y ser latinos. Una mañana bajamos a desayunar y el calentón no tardó en dejarse ver, hasta acabar follando en la cocina. Para recordar ese polvete, colocamos una cámara en la mesa y nos grabamos dándole al tema, empezando por las mamadas brutales que le metí estando de rodillas en el suelo. Luego me apoyé sobre la encimera y dejé que embistiese mi coño, hasta notar toda su leche sobre mis nalgotas.